Casi...

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—Disculpe, no he pedido nada.


—Cortesía de aquella dama, caballero.

La mujer de vestido negro le miraba desde el otro lado de la sala, directamente a los ojos. Desde el escenario los suaves armónicos del jazz se derramaban por todo el club.  Sus zapatos ya se habían puesto a caminar. Se miraron a los ojos.

—Buenas noches. 

La mano derecha cambió la fría copa por unas caderas cálidas. Su sonrisa pedía más y la complació, la zurda se aventuraba por debajo de las costuras. El tacto de un generoso muslo indicaba el destino. La música seguía, la gente bailaba, pero el suyo era un baile solamente para dos. Cayeron los vidrios al suelo, hechos mil pedazos, recubiertos por su ropa. La mano se había atrevido a subir un poco más, rozando gentilmente el sexo. Las suyas no fueron menos. Entonces…

—Es una pena, ¿verdad?

—Sí. Nos conformaremos con un sitio más discreto, querida.

Algún día se atreverían.

¡Gracias por leerme!

2 comentarios

  1. ¡Hola! Me ha parecido gracioso el relato, un sí pero no :) Le hubiera añadido unas líneas más para ambientar más la historia, pero lo has conseguido. Ya tienes tu relato erótico. ¡Hasta la próxima!

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    1. ¡Gracias! Entre que me costaba el tema y que no tengo prácticamente tiempo para escribir... Al final ha salido esto XD ¡Saludos!

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