La caza
8:51Era la mejor cazadora de la comarca, y por ello la
habían llamado para abatir a la peor bestia. Demasiada gente había aparecido ya
despedazada junto al camino del bosque.
Rastreó huellas hasta caer la noche. Escuchó un
aullido cercano y salió corriendo. Una loba amamantaba a sus cinco lobeznos
tras unas retamas. Deshizo lo andado, y de repente crujió una rama detrás de
ella. Un ciervo pernoctaba, asustadizo, y se marchó trotando en cuanto la vio.
Las sombras tomaban formas raras, no sabía con qué criatura se podría topar; tuvo la suerte de encontrar un fuego, y dos hombres calentándose a él.
—¡Por
fin, qué suerte he tenido de encontraros! Buscaba a la bestia del bosque y se
me hizo tarde.
—Ya
lo creo. Pasa la noche con nosotros, ya seguirás con la luz del día.
Se acostó en uno de los sacos que llevaban. Cerró
los ojos y empezó a roncar. Los hombres sacaron sus dagas y se abalanzaron
sobre ella.
—Por
fin, qué suerte he tenido de encontraros. Buscaba a la bestia del bosque, pero
ya la he abatido.
Guardó la espada, cogió las dos cabezas, y se
marchó.
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